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Friday, April 07, 2006

ENTREVISTA A SEREMI LUIS GUZMAN CONTRERAS

Luis Guzmán Contreras… de aquellos que se ensucian los zapatos y sudan en la cancha Sus amigos lo llaman Pipo; en su familia le dicen Luchín; y hoy, en la Secretaría Ministerial de Economía, pasó a ser “don Luis”. Sea cual sea la nomenclatura de su nombre, Luis Guzmán Contreras, es el mismo de siempre: sencillo, alegre, espontáneo; deportista practicante y comprometido –al punto que los fines de semana entrena a la división Juvenil del Club Norteamérica-; amante de sus familia –compuesta por su mujer, dos hijos y un tercero en camino-; un servidor público puro, como se autodefine; pero por sobre todo, un iquiqueño neto, orgulloso de su tierra y su gente. A tal punto, que el “iquiqueñismo” que lo invade, lo pregona y siente, le hace asegurar que así como nació en esta árida, pero cálida tierra nortina, espera vivir por siempre en Iquique y cuando le llegue la hora de partir, desea que sus cenizas sean esparcidas por cuanta cancha de barrio haya en la ciudad. Anyelina Rojas Valdés anyerojas@gmail.com
La noción de barrio, anclada en la memoria de Luis Guzmán Contreras, el recién designado SEREMI de Economía, por la Presidenta Michelle Bachelet, no es un hecho banal; más bien, tiene que ver con esa idea de barrio que habita en el colectivo iquiqueño. “Nací en el sector de Avenida Aeropuerto con Diego Portales, en lo que fue la Población Soria; luego en la población Endesa y en el barrio Libertad. En todos estos lugares, siempre fue lo mismo: buenos amigos, buenos vecinos; todos nos conocíamos. Recuerdo cómo se jugaba a la challa en el verano y la forma en que nos divertíamos. Había mucha fraternidad y los amigos se hacían allí, en las puertas de la casa Sin duda que todo aquello, marcó mi formación como persona”, rememora hoy. Pero, otro hecho que marcó su vida, fue la perdida de su madre, cuando apenas tenía 7 años, siendo el menor de cuatro hermanos. “A pesar del dolor y de un sentimiento reprimido fuerte, que debo tener, creo que salí adelante, porque me vi en la obligación de hacerme independiente, porque mientras mi viejo trabaja mucho para sacarnos adelante, cada uno de los hijos tenía que cumplir con sus propias obligaciones”. Así, intentando superar el dolor; siendo alegre y amigable casi al extremo, llegó a la adolescencia. “Fui un joven como cualquiera. Ni el mejor alumno, pero tampoco estaba entre los peores. Hice todo lo que tenía que hacer y viví a concho todas mis etapas. En concreto, se puede decir que logré desarrollarme sin frustraciones”. Al egresar de cuarto medio, decidió hacer el servicio militar como voluntario. -Podría parecer extraño, que en plena dictadura, un joven con cultura de izquierda, opte por el regimiento –le señalo- -Nada de extraño –responde seguro- Fue más bien práctico, Era algo que tenía que hacer y si lo postergaba o le hacía el quite, todos los años me iban a estar llamando. Preferí cumplir con el deber militar y despejarme de eso para iniciar mis estudios en la universidad. -¿Y la rigurosa disciplina militar…? -La disciplina, independiente que sea militar, es algo que siempre ayuda en el desarrollo personal; hoy en día el que no es disciplinado, tiene serias dificultades. Eso lo aprendí muy bien en el Servicio Militar. También aprendí lo que es tener un jefe y que al jefe hay que obedecerle; aprendí a escuchar… Bueno, creo que mi por el regimiento, reforzó en mí esto de ser independiente. Con el deber cumplido emprende vuelo a Arica, aterrizando en lo que hoy es la Universidad de Tarapacá, para estudiar Ingeniería Civil Industrial. Era la década del 80, años difíciles políticamente hablando. “La universidad estaba muy convulsionada, había mucha movilización y constantemente ingresaban las fuerzas de seguridad al campus”, recuerda. Obviamente esto no pasó inadvertido para el debutante universitario, que se encontró en el lugar y momentos precisos para canalizar sus inquietudes políticas y como entre sus compañeros estaban los principales dirigentes de la Federación, las cosas se fueron encadenando. “En más de una oportunidad tuve que esconder a un dirigente en mi casa. Y yo mismo, incluso recibí la visita de agentes de seguridad”. “En la situación que vivíamos, -añade- yo sentía que había que hacer algo para dar vuelta el escenario. Y en ese momento sentía que todos los mecanismos eran válidos; no estaba dispuesto a ser golpeado sin defenderme. Hice lo que sentí que tenía que hacer, entregué mi aporte… No me imagino que hubiese actuado de otra manera; no estaría tranquilo hoy”. Pero como el escenario político se fue complicando, concordó con su familia el retorno, para continuar sus estudios y la misma carrera en Iquique, la cual concluyó por los años 90. Listo y presto con su título en mano, de Ingeniero Civil Industrial, consiguió su primer trabajo, como jefe de Operaciones del Diario “El Nortino”. -¿Cómo fue esa primera experiencia laboral? -Fue muy buena y me marcó bastante también, porque a pesar que era mi primer trabajo, también allí di mis pequeñas luchas. Recuerdo que a fin de año se organizaba una comida, pero lamentablemente, la gente de mi Departamento no podía participar porque eran los encargados de hacer el diario, de imprimirlo. En buena, hablé con los periodistas, con el editor, recuerdo y peleamos un poco, hasta que logré que todo el material periodístico se entregara antes. Resultado: todos participaron en la cena, los que imprimen, los alzadores (compaginan en diario). Y nadie se hubiese dado cuenta si al día siguiente el diario hubiese salido más tarde. Cuento esto como una anécdota, poro también con un sentido profundo de señalar que todas las personas contamos, desde los más importantes, a los más humildes. Ese es un precepto de vida que mantendré siempre. -Con esa idea, llegaste luego a la Municipalidad de Iquique… -Así es. En El Nortino estuve poco menos de un año. Luego me fui a la Municipalidad como Director de Aseo y Ornato, es decir, el encargado de los parques, plazas, de sacar la basura… Algo así como el alcalde chico. Fue una experiencia a concho, aprendí mucho, pero a los 6 meses, ya estaba buscando trabajo. A los 8, me cambié a ESSAT, lo que hoy es Aguas del Altiplano. Esto porque sentía que era como en un constante incendio que hay que apagar, apagar, apagar… Y la formación que tengo y como creo que se hacen las cosas es con planificación, con organización, metas claras y obtener luego los resultados… -¿Pudiste tener una aproximación al Soria persona durante ese periodo? -No sé si se podrá conocer al Soria persona, yo conocí al Soria alcalde… quizás son lo mismo. Estuve algunas veces en su casa y nunca dejé de verlo como alcalde… Como conectándose con el tiempo al que hace referencia, Luis Guzmán se queda pensativo y dice pausado –cuando me preguntaste sobre porqué hice el servicio militar, es porque siempre he dicho que uno en todos lados tiene que aprender y a todas las personas debe escuhar, porque siempre se aprende. Entonces te puedo decir que de Soria también aprendí muchas cosas… -¿Por ejemplo? -Que el cuerpo siempre puede dar más. Yo entraba a trabajar un cuarto para las siete y a veces eran las tres de la mañana y él nos mandaba a buscar al parque o al estadio, porque quería hacer cosas… Y al otro día igual había que trabajar -El cuerpo siempre puede dar más, ¿a costa de lo que sea? -Es que era más joven en esta época, tenía mucho entusiasmo… había que trabajar… Quizás era otro momento. Pero hoy ¿qué puedo decir? Que cuando uno trabaja y se involucra con las personas, logra más que si las mira desde arriba Su ingreso al PPD Entre trabajo y trabajo, firmó la ficha del PPD, aún cuando en los primeros años, no tuvo una militancia activa. Más bien se dedicó a su profesión y a fortalecer la nueva familia que iniciaba, ya como hombre casado. “Me integré de lleno un par de años después, cuando una amiga me pidió que votara por ella en unas elecciones internas. Cuando acudí al partido, me encontré con tanta gente amiga y sentí un ambiente muy cómodo, que me quedé ya en forma activa, hasta hoy” Luis Guzmán se siguió desarrollando profesionalmente y después de 7 años en ESSAT ingresó como Ejecutivo de Fomento Productivo a Sercotec. Esta plataforma le permitió realizar mucho trabajo en terreno y contacto con personas en situación de pobreza, que acceden a los programas de la institución. “Sin embargo, creo que el componente social ha estado siempre presente en todos mis trabajos, también el contacto con la gente, porque forma parte de mi forma de ser, por eso, al analizarme, desde mi vida de niño, de joven, mi paso por la universidad y mi vida profesional, me defino francamente como un servidor público puro. -Servidor público puro, ¿qué entiendes por eso? -Eso significa que hay que asumir el trabajo con mucha responsabilidad. Servidor público es aquella persona que pone toda su inteligencia, su esfuerzo y sus capacidades, pensando en que el resultado vaya en beneficio de la gente, especialmente de los más necesitados. Eso necesariamente significa tener una actitud permanente de escucha y de empatía. -¿Y hoy, desde esta plataforma de autoridad, como Seremi…? -Desde acá trataré de poner mis conocimientos de la mejor forma, para gestionar cosas que vayan en beneficio de la gente. No por ser seremi, me siento ajeno a lo que ha sido mi trayectoria hasta ahora, por el contrario, siento que mi gestión será en beneficio de la gente. Claro está, que desde esta posición seré más articular que hacedor de cosas, pero te aseguro, no dejaré de estar en terreno. -En este escenario de tanta responsabilidad, ¿qué pasa con la familia? -Para mí la familia es lo primero y con mi esposa, aunque ambos trabajamos, nos damos todos los espacios que podamos, para estar juntos y con nuestros hijos. Imagínate que cuando me casé, mis amigos apostaban a cuánto tiempo duraría el matrimonio, pero como te conté, viví todas mis etapas a concho y hoy vivo para mi familia. Mi visión de vida es en torno a la familia; es, hacer feliz a mi familia, ser feliz yo y contribuir para que otros también sean felices. Así vivo todos los días… día a día… -¿Y otros sueños? -¡Eso son mis sueños! Y en lo más personal, el deporte. Soy pelotero… juego todos los fines de semana con otros “viejos de cuarenta” y dirijo (es entrenador) a los juveniles del Club Libertad.

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